1.- Coloca el pan en un bol. Puedes hacerlo con pan del día anterior o con pan de molde. Añade la leche para remojarlo y deja reposar un rato para que empape bien.
2.- Prepara la carne. Pon la carne picada en un bol y añade los huevos. Sazona con sal y pimienta negra molida al gusto. Incorpora el ajo y el perejil bien picados y mezcla bien ayudándote de un tenedor. Añade el pan previamente empapado en leche escurriéndolo un poco con las manos. Mezcla bien hasta que el pan quede integrado con la carne. Puedes añadir una cucharada de pan rallado si ves que la textura queda demasiado blanda.
3.- Prepara las albóndigas. Pon harina en un plato. Forma las albóndigas con ayuda de dos cucharas y dales forma con las manos en el plato de la harina. Cuanto más blandas estén las albóndigas, más jugosas quedarán por dentro. Haz lo mismo hasta terminar con toda la cerne y déjalas sobre un plato.
4.- Fríe las albóndigas. Pon una buena cantidad de aceite en una sartén al fuego y fríe las albóndigas con el aceite bien caliente. Muévelas con mucho cuidado para que no se rompan. Retíralas a un plato cuando estén doradas por fuera aunque por dentro sigan crudas porque se terminarán de hacer con la salsa.
Prepara la salsa:
5.- Coloca en una sartén al fuego un poco del aceite que has utilizado para freír las albóndigas. Añade la cebolla bien picadita cuando el aceite esté caliente. También puedes añadir zanahoria y puerro o la verdura que más te guste. Añade la cerveza cuando la cebolla se esté dorando. Incorpora las albóndigas y termina de echarle lo que queda de cerveza. Deja cocer 10 minutos sin tapar para que se vaya evaporando el alcohol. Pasados 10 minutos, tápalas y deja que se acaben de cocinar hasta que estén bien tiernas. Añade un poco de agua o caldo si ves que se secan.
6.- Rectifica de sal si es necesario antes de quitarlas del fuego.
7.- Espolvorea un poco de perejil picado por encima.
Mis consejos para preparar estas Albóndigas a la cerveza:
Puedes servirlas acompañadas de una ensalada de la huerta y unas patatas fritas. Tendrás un plato único perfecto para diario.
Para congelarlas, hago buena cantidad y una vez fritas dejo que se enfríen. Cuando ya están frías las meto dentro de una bolsa cerrada y al congelador. El día que quiero comer albóndigas, las saco y las caliento junto a la salsa. Así de fácil. Y las tienes listas para cuando quieras comerlas. Estarán igual de ricas que recién hechas, te lo aseguro.
Mi recomendación:
Si te gustan las recetas con albóndigas, no te pierdas Cómo hacer ALBÓNDIGAS EN SALSA de pimientos y MIS TRUCOS para congelar
Te dejo también unas guarniciones para acompañar tus segundos platos y convertirlos en opciones perfectas para plato único. Ya sabes que una deliciosa guarnición es el acompañamiento perfecto a tus carnes y pescados.
Recetas de guarniciones para días de fiesta
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