1.- Pela las patatas y, una vez lavadas, córtalas en rodajas de aproximadamente 1 centímetro de grosor.
2.- Fríe las patatas. Añade una buena cantidad de aceite de oliva en una sartén al fuego. Añade las patatas cuando el aceite esté bien caliente. Debes poner el fuego moderado para que se hagan por dentro. De vez en cuando, puedes darles la vuelta y aprovecha para poner en el fondo las que estaban encima. Sube el fuego para dorar las patatas cuando veas que ya están blandas. Retíralas a un plato con papel absorbente cuando estén doradas.
3.- Prepara el majado. Deja en la sartén 3 o 4 cucharadas de aceite y retira el sobrante. Fríe los ajos laminados y llévalos al mortero cuando estén dorados. Añade al mortero un poquito de sal, una cucharadita de orégano, una pizca de comino, media cucharadita de pimentón picante y otra media de pimentón dulce. Si no te gusta el picante, usa solo pimentón dulce. Machaca bien y añade 3 cucharadas de agua, y una de vinagre. Mezcla bien.
4.- Incorpora las patatas a la sartén y vierte el majado por encima. Enciende el fuego y déjalo a fuego bajo hasta que reduzca toda el agua. Procura que la salsa llegue bien a todas las patatas. En 4 o 5 minutos el agua ya habrá reducido así que ya tienes listas las patatas en adobillo.
Mi consejo para preparar estas patatas en adobillo a la sartén:
Estas patatas se comen como tapa o picoteo acompañando un vino o una cerveza. Puedes presentarlas también como una guarnición en tus comidas.
Mi sugerencia:
Si te gustan las patatas, echa un vistazo a estas Patatas a lo pobre que te encantarán.
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